Entradas populares

jueves, 7 de octubre de 2010

Máscaras

Señor, lo suyo es pura pose
Sólo un papel en una obra
y usted no sabe regresar a la realidad

Jamás se baja del escenario
aún cuando las cortinas se han cerrado
y los utileros se han ido hace tiempo

Señor, lo suyo es pura pose.
Muchas veces me ha engañado
y probablemente muchas más vuelva a caer

Pero Señor,
yo ya lo conozco
y ya sé quién es usted

Luis Pescetti » Archivo » Primera carta de Paloma

Luis Pescetti » Archivo » Primera carta de Paloma

Querido Rey de la Cabina:

¿No sabías que te iba a buscar por todas partes, por dónde fuera? ¿Por qué no lo hiciste más fácil? No hubiera ido contigo de todos modos, si no querías, pero, ¿acaso no lo querías? Júralo que no. Pero, entonces, ¿por qué irse de esa manera?

Ahora que sé que esta carta te va a llegar, aunque no te la den mis manos te va a llegar, me pregunto: ¿cómo será tu mundo ahí? Todo lo tuve que adivinar, tu silencio me llenó de palabras que iba encontrando, hebra con hebra.

¿Querías estar solo? ¿Era tanto ruido el amor?

Son demasiadas preguntas, incluso para quien no las puede oír. Ya imagino tu cara (no te preocupes, no tienes que poner otra. Puedo imaginar tu cara, sólo eso).

Mejor te hablo del tiempo, por ejemplo, que no es época de lluvias, y llueve.

Todo se moja sorprendido.

Cómo es la vida, ¿no? Será que uno se acostumbra a que, si todos los días sale el sol, el resto tendría que ser igual de previsible y, quizás, eso sea lo único que podamos esperar con confianza. Lo digo sin tristeza, y sin enojo, hay tanta libertad en esa idea de lo imprevisible (tú, que nunca podrías ir por un camino trazado, bien que me entiendes).

¿No son adorables los caminos mojados? Hoy podría haber regresado con el autobús, más rápido y más seca. Pero vino la lluvia y ¿qué hubiera hecho ahí encima entre las caras cansadas de otros pasajeros?. Me metí por el camino de tierra, de barro, es decir.

Encontré ese pedazo de cielo roto, ese vuelo quebrado, esa avecita muerta,

y yo y la lluvia y ya sabes…

Ya tenía mi cuaderno empapado, de todos modos, lo apoyé en una parte más seca (imposible, llovía, ¿te lo dije más de cien veces hasta que se humedezca la piel de esta carta?). Cavé un pequeño hueco con la mano, tomé el ave (¿se sigue llamando así?, aún cuando las alas… ya sabes). La guardé ahí, la cubrí. Y antes de que se tapara del todo, alcancé a ver cómo se convertía en un pez azul. ¿Guiñó un ojo? Eso no estoy segura, pero me pareció (de todas maneras, ¿me lo creerías?). Lo pondré así: creo (creo) que guiñó un ojo. Tal vez arrojó un beso, o simplemente se movió como cuando uno nace, y se dejó caer hasta el arroyo, que pasa ahí cerca (ya lo conoces).

Puse las palmas hacia arriba para que la lluvia me lavara las manos. Luego tomé el cuaderno, y seguí caminando, mirando hacia atrás, viendo las huellas que dejaba, toda llena de preguntas. Por ejemplo:

¿Desayunas?

¿Has visto caballitos de mar?

¿Y danzar a las algas?

Estoy segura de que tienes un perro, ¿cómo se llama? ¿O cómo te llama él? (es una broma, no te enojes).

¿Te has lastimado usando el hacha?

¿Pasaste frío alguna vez? (quiero decir: ¿hubo algún norte muy fuerte?)

¿Te volvieron más callado las estrellas?

¿Sigues haciendo juguetes?

¿Desde cuándo sabes manejar una grúa?

(ay, una pregunta, ay, que no quisiera escribir

porque haría que te dobles

hasta huir por el túnel

de tus propios bolsillos

pero

(cuatro letras que hacen una puerta mágica)

pero

¿cómo no voy a hacértela?

La tengo desde el día en que descubrí

que faltaban fotos

(¿pensaste que no me daría cuenta?

no sé por qué lo pregunto, sé que lo hiciste a pesar de eso).

Tú que no llevas más que menos de lo necesario

¿por qué cargaste con algo

tan pesado como mis fotos?

¿O no pesaban?

¿Pudiste, por fin (¡ojalá, por favor!) ver que esa línea de tinta

azul como el pez

que serpentea en la hoja

después de obedecer mi mano

no eran rejas?

¿Harías el enorme milagro de usarla como alas?

Nada te atrapa

porque todo lo hace.

¿Me darías, entonces, el enorme regalo de ver la pequeña serpiente azul de esta carta,

esta huella azul de mi pensamiento en la hoja,

como una sola línea que juega para abrazarte y la risa?

Querido amigo

(puedo llamarte así,

ni todos los besos del mundo impedirán

que también te llame de esta manera)

Querido amigo

pretendes que nada te atrape

porque sientes que todo lo hace.

Ay, ¿y si vieras que de verdad nada te atrapa?

¿De qué llenarías tus bolsillos?

(¿¡de qué no los llenarías!? más bien, famoso glotón).

Por suerte tus bolsillos siempre serán más hambrientos

que tu prudencia y cualquiera de los hilos quebradizos

de cualquiera de tus miedos.

No te enojes si me pongo tan cerca,

piensa que fue el día de lluvia, y el camino de barro

y mi cuaderno empapado, y el pez azul de la avecita muerta

y los árboles que se inclinaban como ballenas en la orilla.

(¿Podrías creer que tuve que ayudarlos, uno por uno, a regresar al mar?)

Son los feroces días de lluvia, arrastrados con cuadernos, pisando el barro

los mismos que emborrachan los árboles hasta el descuido,

hasta correr peligro, porque se olvidan si eran de agua o de tierra

y nada más se inclinan, porque eso era todo lo que querían hacer,

y tuve que ayudarlos, uno por uno, porque no se querían levantar.

Llené la casa del barro que traía en los zapatos y empapé el suelo

al quitarme la ropa mojada.

Y tú, allá alto, manejando tu grúa.

Imagino que hoy no podrías ver qué tomas ni dónde lo dejas

en tu cabina más alta que las nubes.

Tu solitario reino de las alturas,

y de todos modos

ayudando a los demás.

Te pido,

por favor,

que la mano infinita de tu amable grúa jirafa

tome mi carta y la alce

(no le va a costar mucho trabajo, en cualquier caso)

y la alce hasta el Rey de la Cabina.

Que no se caiga,

por favor,

ni el pedazo de caña de azúcar

ni la pluma del pez azul

ni el dibujo de los árboles inclinados

ni las algas de la tinta en los renglones

ni el pañuelo

ni el aire.

Paloma

viernes, 25 de junio de 2010

Luis Pescetti » Canción de tomar el té (María Elena Walsh)

http://www.luispescetti.com/archivos/2010/06/21/canciondetomarelte

De la querida María Elena Walsh, esta canción grabada en Canal 11 (México), (Eugenio Elías: Trompeta; Luri: contrabajo). Una canción que a mí me recuerda la época en que iba de escuela en escuela, de jardín en jardín, cantándola, a ésta y a más de otras cien canciones. La energía proviene de la canción y de la evocación de trabajar con niños pequeños, siempre llenos de vitalidad y de presente.
La poesía, habla de lo que habla y, como siempre, más: cuando éramos bien niños y aprendíamos el mundo, ¿recuerdan cómo nos llamaba la atención su funcionamiento inexplicable? Tocabas algo y ocurría algo inesperado. Todo parecía no tener sentido, pero algunos hechos se repetían, y otros cambiaban, y el funcionamiento del mundo te dejaba perplejo.
En la vida adulta esa experiencia se repite: con una pareja nueva, un nuevo trabajo, al emigrar a otro país, con cambios en el cuerpo… queremos aplicar lo que sabemos de otros amores, del país anterior, del cuerpo como lo conocíamos, de otro trabajo… pero los resultados: nos dejan completamente asombrados.
Como invitados a tomar el té, es decir: como quienes llegan a una nueva casa, apenas como invitados de una tarde amable y formal. Así como llegamos al mundo y a todo lo nuevo: apenas como invitados recién llegados.
Luis
Estamos invitados
a tomar el té.
La tetera es de porcelana
pero no se ve.
Yo no sé por qué.

La leche tiene frío
y la abrigaré
le pondré un sobretodo mío
largo hasta los pies
Yo no sé por qué.
Cuidado cuando beban
se les va a caer
la nariz dentro de una taza
y eso no está bien
Yo no sé por qué.
Detrás de una tostada
se escondió la miel.
La manteca, muy enojada,
la retó en inglés.
Yo no sé por qué.
Mañana se lo llevan
preso a un coronel
por pinchar a la mermelada
con un alfiler.
Yo no sé por qué.
Parece que el azúcar
siempre negra fue,
y de un susto se puso blanca
tal como la ven.
Yo no sé por qué.
Un plato timorato
Se casó anteayer.
A su esposa la cafetera
la trata de usted
Yo no sé por qué.
Los pobres coladores
tienen mucha sed
porque el agua se les escapa
cada dos por tres.
Yo no sé por qué.

domingo, 11 de abril de 2010

Pescetti

El genio de Luis publicó este texto recientemente en su blog. Para todos aquellos que escriben (y también para los que no)vale la pena leerlo:

http://www.luispescetti.com/archivos/2010/04/10/el-poder-de-escribir/

Les cuento para los que no saben que Luis es conocido como autor para niños, pero también tiene cosas para adultos. Sus libros apelan al humor constantemente y sus shows también. Si quieren saber más sobre él o sus libros métanse en la página.

Y sí, tengo que admitirlo, ¡¡soy fan!!!

Grande Luis!

miércoles, 31 de marzo de 2010

mujeres al borde (continuación de la discusión)

Continuando con una serie de debates que inició el post "Mujeres al borde de un ataque de nervios" publico una respuesta/repregunta a los comentarios que aparecieron en referencia a dicho post.

Obviamente que hay excepciones y casos particulares. Sin embargo uno nunca parece ser ese caso especial. Para no meternos en peleas de géneros. ¿Por qué será que a muchos y muchas les cuesta hoy en día conjugar vida profesional con vida "afectiva" digamos? Será tal vez porque las exigencias profesionales son cada vez mayores, entonces hoy con 30 años con suerte estamos empezando, cuando nuestros padres a esa edad quizás ya tenían una vida laboral más o menos estable.
(Quiero aclarar a los lectores que tengo bastantes años menos que treinta pero estas cosas me preocupan igual)

reflexiones frente al mar

Cabo Polonio es un lugar excelente para desenchufarse (literalmente) y tener tiempo para reflexionar, meditar, descansar, relajarse, desestresarse o lo que cada uno desee. Acá recupero uno de los textos que escribí en esas maravillosas playas. Todos los "pensamientos" que surgieron por esos días llevarán el tag de "Cabo".

Ayer sucedió algo muy extraño. Otra vez, una señal del universo. Veníamos hablando sobre la espera. Si esperar cosas de la gente es positivo o no; si no genera demasiada ansiedad y angustia innecesarias que pueden evitarse simplemente sin esperar nada de nadie. Yo argumentaba que primero debemos deshacernos de la connotación negativa de la frase "no esperar de alguien", porque la espera conlleva más sufrimiento que felicidad. Deberíamos dejarnos llevar más y disfrutar de lo que sucede sin estar esperando que el otro haga o diga lo que nosotros queremos o pensamos que debería hacer o decir. Así, podemos sorprendernos y disfrutar de todo lo que llega, sea lo que sea lo que recibamos.
Veníamos con estas reflexiones, cuando llegamos al hostel y nos pusimos a hervir agua para la cena. El dueño del hospedaje entró a la cocina y dijo: "El que espera desespera". No parábamos de reir. Era la frase adecuada en el momento justo.
Luego la cuestión se puso más interesante porque otro huésped, habitué del lugar, abrió la puerta, nos vio y preguntó: "¿Qué esperan: el tren, el micro, el amor?". "Todo eso" respondimos a coro. "No hay que estar esperando. Todo llega cuando tiene que llegar. Si uno se queda esperando ni siquiera puede disfrutar o siquiera ver lo que está llegando ahora. Es como si estuvieras esperando el colectivo y pasa un auto y no lo ven porque esperan el colectivo. Todo llega a su debido momento." sentenció y se fue de la cocina.

miércoles, 17 de marzo de 2010

pasen y vean

Una nueva revista web que promete mucho me ha publicado un cuento. Pasen y vean:

http://www.wix.com/trespalabras/tres

Chusmeen la página porque tiene cosas muuy interesantes

domingo, 14 de marzo de 2010

mujeres al borde de un ataque de nervios

Ciega a citas, The ugly truth , Simplemente no te quiere, la publicidad del pájaro carpintero de Twistos. ¿Por qué tantas películas sobre las mujeres de unos treintis que buscan el amor y no lo encuentran? ¿Cuánto pesan los mandatos sociales sobre ellas?
Hay un denominador común en todas ellas: mujeres alrededor de los treinta años (años más, años menos) que trabajan, que están en proceso de desarrollar su vida profesional, que buscan hombres y no los encuentran...
La eterna pregunta que se hacen las mujeres de hoy es cómo combinar una exitosa carrera con encontrar al hombre perfecto (o a un hombre al menos) y poder construir una familia.
El 2010 nos encuentra ante una situación crítica en cuanto lo económico a nivel mundial. Ya no sólo en nuestro país, que parece vivir signado por la inflación, sino también en La Europa o USA, esas tierras tan idílicas para los latinoamericanos no hay ninguna garantía a la hora de encontrar un trabajo. Formarse, tener un posgrado, MBA, experiencia, habilidades, aptitud ya no son sinónimo de un trabajo seguro. Incluso aquellos que han llegado escalar altas posiciones pueden ser dejados sin empleo de un día para el otro.
Entonces, frente a este panorama, las mujeres (y también los hombres) se preguntan qué les deparará el futuro. Y las mujeres, además, sentimos las presiones, sociales y biológicas, de casarnos, tener hijos, formar una familia. A la par de un trabajo que nos dé satisfacciones personales y materiales, porque una familia ya no se puede mantener sólo con el trabajo del padre.
En una de las películas antes mencionadas se dice que los hombres se ven "intimidados" frente a mujeres inteligentes, exitosas a nivel profesional. Otro lema recurrente es que los hombres no buscan enamorarse, ni casarse, sólo les interesa el sexo. Y más aún con alguien que puede representar una "competencia" ( la mujer exitosa "inmasculate" al hombre, dice uno de los personajes de una de las películas).

¿Es cierto esto? Invito a hombres y mujeres a opinar.

Mientras tanto Lucía (la protagonista de Ciega a citas, novela que nació de un blog dicho sea de paso) sigue buscando a un novio "normal", mientras va realizando notas cada vez más interesantes en la redacción...

miércoles, 10 de marzo de 2010

y esto

Pedacitos de vida

Pedacitos de vida
voy buscando en el camino.
Vidas grandes, vidas chicas.
Vidas anónimas, vidas famosas.
Vidas vividas.
Vivencias de otras vidas.
El problema radica en la construcción del ser.
Mientras grandes filósofos buscan una solución,
(o tal vez más preguntas)
yo sigo mi camino
buscando mis pedacitos.

Tarde

Tarde para decir te amo
Demasiado tarde
O, a veces, demasiado temprano.
Las palabras complican los sentimientos.
Ellos, tan simples y sinceros.
Y las otras, tan complejas y engañosas.
¿Y nosotros?
Pues bueno...

revolviendo el cajón encontré esto

Esta semana el mundo se me presentaba hostil. El exterior era un universo desconocido y hostil al que no me daban ni un poco de ganas de asomarme. Estaba muy bien, o muy mal, entre mis sábanas y té caliente. Allá afuera no tenía lugar para mí. Mi lugar estaba acá adentro, de este lado, detrás del vidrio mirando el afuera pasar, pero sin sentir deseos de zambullirme en él.

No me intrigaba qué podía acontecer allá, en el mundo real. En la vida fuera de los libros, la computadora, el escritorio, la cama; en la vida fuera de la biblioteca. Era un mundo hostil. Y cada vez que intentaba siquiera sacar una pequeña parte de mí hacia ese universo el viento me golpeaba en la cara, advirtiéndome: estás mejor adentro.

Manifestaciones, enfrentamientos, hambre, robo, droga, asesinatos, secuestros, dengue, gripe porcina, la peste bubónica. Ese afuera no me la hacía nada fácil. ¿cómo salir? ¿Por qué? ¿Para qué?

Para encontrar a ese amigo, que sabés que en unos años dejará de estar en tu vida, para encontrar a ese hombre o esa mujer que mañana se irá con otro sin siquiera avisarte, para ir a trabajar por una paga miserable, en algo que no te hace feliz y que, de a poco y sin que te des cuenta, te va robando tu vida.

¿Para qué?

Si mañana explota la bomba nuclear, se derriten los polos o simplemente tenemos un ataque cardíaco, ¿para qué?

¿Para qué todo?

Para qué tener un objetivo, estudiar, recibirse, perfeccionarse, trabajar, casarse, tener hijos, elegir el colegio, verlos irse, seguir trabajando hasta los últimos días; para qué tener todo planeado u organizado, o no, dejarse llevar por la vida, que nada nos importe y living la vida loca for ever. ¿Para qué todo? Si todos vamos a terminar igual.

Algunos creen en la vida después de la muerte, otros en la reencarnación, otros en la nada misma. Yo me encuentro en estas últimas debo decirles.

¿Para qué? ¿Para qué todo si todo va a seguir igual que siempre? Esos que murieron por sus ideales, para qué, de qué sirvió, si siguen las guerras, el hambre en el mundo, las enfermedades mortales y los desastres naturales.

¿Para qué todo?

Para andar en bicicleta un fin de semana, tomar sol al lado de la pileta, hacer un asado con amigos y dormir apapachados una noche de lluvia.

jueves, 14 de enero de 2010

opinión

"Cada día besas en mí a un hombre diferente, un hombre que es un uno por la noche y otro con el alba. Canjeas hoy, como canjeaste ayer, como canjearás mañana, a este hombre diverso que parezco hoy por aquel único que seré después. Y así simultáneamente. En cada noche hay en mí un hombre destruido, un hombre arruinado, un hombre desfalcado, despilfarrado por la cotideaneidad, un hombre nuevo."

El Café de Nadie
Arqueles Vela
1926

¿Hay alguien que pueda definirse completamente diciendo "yo soy..."?¿Qué quiere decir yo soy abogado, médico, músico o futbolista? ¿Soy amante, esposo, padre o hijo? ¿Hay alguna "identidad" inmutable, inmodificable que nos acompaña en todos los roles que jugamos? ¿Hay alguna "esencia" que yo diga "esto no se puede cambiar"?

Porque la gente es de un modo u otro, y también de acuerdo a las personas con las que interactúa y las situaciones en las que participa. Uno es muchos en diversas circunstancias. Y, creo yo, uno puede ser muchos en diversas etapas de la vida. Sin llegar a la esquizofrenia por supuesto. Pero a lo que apunto es ¿existe algo que las personas realmente no puedan cambiar de su personalidad digamos?
Porque uno siempre escucha el "la gente no cambia". Pero yo creo que es mentira. Claramente uno no puede hacer cambiar a otro, eso desde el vamos; pero si hay fuerza de voluntad se puede cambiar. Es todo un trabajo, pero se puede.

El "yo soy": hiperkinético, autoexigente, vago, indiferente, cariñoso, etc. no es más que un momento. Tal vez para algunos ese momento dure toda su vida. Pero si uno lo desea puede modificarlo.

¿Qué opinan?

miércoles, 6 de enero de 2010

conclusión

Entonces, si mi frontera es mi cuerpo (tanto de la mente como de lo físico) y nunca llega a traspasar la frontera del otro, deducimos que estaremos solos de por vida. Todos los hombres son mortales. Sócrates es hombre. Sócrates es mortal. Pero estar solo no implica, bajo ningún punto de vista, estar solitario. El hombre es una isla. Tal vez, pero una isla que puede construir puentes con otras islas, por más trillada que sea la metáfora.

Compartir soledades.

Dos seres únicos, irrepetibles, irreproducibles, impenetrables, inexpresables que pueden compartir la vida con otros. Familia, amigos, parejas.

Esta soledad de mentes y cuerpos, esta insularidad, puede mitigarse caminando junto a otro. Acompañar, acompañarse, ser acompañado.

Compartamos nuestros granitos de arena, aún cuando en el fondo sabemos que nunca será igual ni del todo comprendido por los demás.

¿Qué estás pensando? 2

Retomando el comienzo del tema anterior, no sólo no podremos saber qué piensa el otro, sino tampoco qué siente. A nivel físico. Aunque nos cuenten cuánto les duele la panza, la pierna, la cabeza, el brazo, nunca vamos a estar en ese otro cuerpo para sentir como otras personas.
Por mucho que le expliquemos al doctor cómo nos duele tal o cual parte del cuerpo, por más que esté perfectamente descripto en los libros, él NUNCA va a sentir lo que sentimos. Tampoco el paciente que está sentado en la sala de espera junto a mí. Aún teniendo los mismos síntomas, el mismo mal, no será lo mismo.
Esto se vuelve desesperante si pensamos en que cuando nos acostamos con alguien, nunca experimentamos lo mismo que el otro. Aunque la pasemos bomba. Nunca vamos a saber qué siente la otra persona ( y no hablo de amor, sino a nivel físico), por más consejito de la Cosmopolitan que podamos leer. Porque, claro, sus editores piensan y nos quieren hacer creer que todos y todas somos iguales. ¡Ja!

¿Entonces? Morir por la angustia de no saber o resignarse a esos "misterios" de la vida...

Es la elección de cada uno. Pero incluso cuando ya nos resignamos hace tiempo y sabemos que nada sabremos, siempre surge ( y sobre todo las mujeres) el "espero que no haya pensado que...", "mirá si está pensando en...", "yo creo que estaba pensando en otra cosa porque...", "y si le digo, no se pensará que...", "y si no le digo, no se pensará que..."

Yo voto por no pensar tanto algunas veces, ni preocuparse tanto por lo que pensará o dejará de pensar el otro.

¡A matar al hamster!

¿Qué estás pensando?

Estamos solos en la vida. Cuando uno se da cuenta de la imposibilidad real de fusión entre dos personas es bastante triste. "Tu cuerpo ya no es mi cuerpo". Hello?! ¡Nunca lo fue! Uno jamás va a poder estar en el cuerpo del otro, en la mente del otro. Por más que uno pueda intentar reproducir con la mayor fidelidad detallística posible, la verdad es que nunca vamos a sentir, percibir, experienciar como otra persona. Nunca vamos a entrar en el cuerpo de nuestra mejor amiga, novio, amante o padres. Y ellos no entrarán en la nuestra. Ni siquiera el mejor psicoanalista, homéopata o gurú podrá saber realmente qué estamos pensando, qué estamos sintiendo, aunque hagamos nuestro mayor esfuerzo por transmitirlo "todo". Más aún, raramente ( y yo diría nunca) queremos exponer TODO. Siempre hay un resquicio, un pedacito de pensamiento, experiencia o sueño que preferimos guardar para nosotros. Sin contar, por supuesto, las posibles alteraciones, modificaciones o maquillaje que realizamos a la "verdad" para quedar bien parados, como la víctima, como un héroe, etc. Creo que era Labov quien decía que el emisor siempre intenta "quedar bien" ante sus interlocutores. Pero esto ya es tema para otro día...
La cuestión es que el problema reside no en que los otros entren en nuestra mente, sino cuando nosotros queremos descifrar qué pasa por la cabeza de nuestra pareja o amigo/a. Las palabras dichas expresan un mínimo porcentaje del torbellino de ideas que revolotea mientras hablamos con alguien. Recuerdos, fantasías, programas de televisión, cualquier cosa.

"¿Qué estás pensando?"

No hay pregunta más molesta y sin embargo, surge involuntariamente tantas veces. Especialmente, en los momentos de silencio, incómodos o no, después de contar algo muy importante, en la sobremesa o después de tener sexo.

Pero ¡entendamos! por más que nos "cuenten" lo que están pensando ¿es realmente eso? ¿qué se guarda? ¿qué no me dice?

Ojo: a no desesperar porque cuando surgen esas preguntas nos tendríamos que preguntar ¿qué no decimos nosotros?