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miércoles, 6 de enero de 2010

¿Qué estás pensando? 2

Retomando el comienzo del tema anterior, no sólo no podremos saber qué piensa el otro, sino tampoco qué siente. A nivel físico. Aunque nos cuenten cuánto les duele la panza, la pierna, la cabeza, el brazo, nunca vamos a estar en ese otro cuerpo para sentir como otras personas.
Por mucho que le expliquemos al doctor cómo nos duele tal o cual parte del cuerpo, por más que esté perfectamente descripto en los libros, él NUNCA va a sentir lo que sentimos. Tampoco el paciente que está sentado en la sala de espera junto a mí. Aún teniendo los mismos síntomas, el mismo mal, no será lo mismo.
Esto se vuelve desesperante si pensamos en que cuando nos acostamos con alguien, nunca experimentamos lo mismo que el otro. Aunque la pasemos bomba. Nunca vamos a saber qué siente la otra persona ( y no hablo de amor, sino a nivel físico), por más consejito de la Cosmopolitan que podamos leer. Porque, claro, sus editores piensan y nos quieren hacer creer que todos y todas somos iguales. ¡Ja!

¿Entonces? Morir por la angustia de no saber o resignarse a esos "misterios" de la vida...

Es la elección de cada uno. Pero incluso cuando ya nos resignamos hace tiempo y sabemos que nada sabremos, siempre surge ( y sobre todo las mujeres) el "espero que no haya pensado que...", "mirá si está pensando en...", "yo creo que estaba pensando en otra cosa porque...", "y si le digo, no se pensará que...", "y si no le digo, no se pensará que..."

Yo voto por no pensar tanto algunas veces, ni preocuparse tanto por lo que pensará o dejará de pensar el otro.

¡A matar al hamster!

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